AMARAS A TU PROJIMO COMO A TI MISMO
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25/8/09

¿QUIEN NECESITA ANTISEMITAS?


Ha sido llamado "el odio más largo del mundo". Continúa asomando su horrible cabeza en todos los países y continentes. Tanto si se manifiesta como la más baja intolerancia o la sarcástica sutileza de la capa superior, el antisemitismo es un hecho de la vida.

Por supuesto que todos deseamos que desaparezca. Hasta tenemos motivos para esperar que después de Auschwitz lo haga. ¿Quién de nosotros no desea sentirse aceptado y apreciado? Pero hay un fuerte argumento que sugiere que, de una manera perversa, el antisemitismo ha sido bueno para los judíos. El filósofo francés Jean Paúl Sartre, lo señala en su libro Antisemita y Judío. Sin los constantes recordatorios y amenazas a nuestra existencia, nosotros, los judíos nos habríamos sumergido en un pacífico y pasivo estado de amnesia nacional. Seguros en nuestras cómodas zonas, habríamos perdido mucho de nuestra identidad única.

La historia registra que bajo regímenes que nos han perseguido, permanecimos firmemente judíos, mientras que bajo formas de gobierno más ilustrado y liberal, adoptamos gradualmente una cultura bienvenida pero dominante, abandonando mucho de lo nuestro.

En los años 70, cuando trabajaba con estudiantes universitarios judíos, luchábamos para irrumpir a través de un muro de fría indiferencia hacia el judaísmo. Era tan frustrante que mis colegas y yo hasta consideramos el ir al campus en plena noche para pintar algunas svásticas en el edificio de la Unión de Estudiantes con la esperanza de que los sacudiera de su apatía. Por supuesto que no lo hicimos, pero confieso que era muy tentador.

Hacia el final de la parashá de esta semana leemos el mandamiento de recordar el ataque sin provocación por parte de la nación de Amalek contra los israelitas cuando éstos abandonaron Egipto. El mandamiento viene en la forma de la palabra zajor —"Recuerda" —al comienzo de la sección. Las últimas palabras son lo tishkaj —"no olvides". ¿Para qué necesitamos ambas expresiones? ¿Y qué diferencia hay entre recordar y no olvidar? Seguro que una es superflua.

Los comentaristas sugieren que "recuerda" es un mandamiento para el pueblo judío, mientras que "no olvides" parece ser una predicción —es decir, ¡ellos no te permitirán olvidar! Si alguna vez te deslizas hacia un falso sentido de seguridad y olvidas tu judaísmo, los antisemitas del mundo estarán ahí para recordarte quién eres, "un pueblo que mora solo" (Números 23:9).

Todo tiene un propósito en la creación. No hay nada superfluo en el mundo de Di-s. ¿Cuál es el propósito de un antisemita? Justamente eso — ¡Recordar a los judíos que son judíos!

¿Pero para qué esperar a que los amalequitas del este mundo nos lo recuerden? ¿Queremos o necesitamos sus burlas? Más bien seamos activamente judíos, positivamente judíos y judaicamente positivos. Ustedes pueden cantar la vieja canción en idish de una de dos maneras. Puede ser Oy, es iz gut tzu zein a id ("Oy, es bueno ser judío…") o Oy, es iz shver tzu zein a id ("Oy, es difícil ser judío…"). Hay un millón de buenos motivos, motivos positivos para ser orgullosamente judíos. Si hace sesenta años ser judío significaba una sentencia de muerte, hoy es una sentencia de vida, prometiendo una vida significativa y bendecida. Y cuando decidimos vivir vidas judías orgullosas y comprometidas, hacemos un fascinante descubrimiento; cuando nos respetamos a nosotros mismos, el mundo también nos respeta. Y eso se aplica más allá, desde el individuo judío a la comunidad judía colectiva.

El judaísmo es una bendición, no una carga. Debemos mantenernos firmes con nuestra herencia. Es un distintivo de honor para usar con noble orgullo. Si no sabe por qué, vaya y estudie, pero este es otro sermón.

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